Propuesta 148 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

taller de creatividad literaria-148Vamos a volver a imaginar mundos irreales  a través de la técnica de suponer que algo que para nosotros es inalterable a lo largo de la vida deje de serlo.
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Escribid en un máximo de 3.000 caracteres una historia que ocurra en un mundo en el que el color de la piel no fuera estable, es decir, que fuera cambiando en función de determinadas circunstancias.

 

 

 © De El libro de mi creatividad literaria. Ediciones Obelisco .

 

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Recordad que para contar los caracteres de un texto, podéis usar el menú Herramientas de Word o cualquier contador de caracteres en línea como estos:

 

 

 

Enviad vuestros textos en el espacio para los comentarios.

Para ver todo el taller de Creatividad literaria, pulsa AQUÍ.

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 . © El libro de mi creatividad literaria. Ediciones Obelisco

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El libro de nuestro amor

EL LIBRO DE  NUESTRO AMOR

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Un libro
para escribir
en pareja
y conocerse mejor.
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 Ya que no se puede amar de verdad lo que no se conoce, completar entre dos El libro de nuestro amor ayuda a fortalecer los lazos que unen a cualquier pareja.
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En sus páginas se proponen cientos de preguntas formuladas de modo que el libro puede ser escrito por cualquier pareja que se ame, independientemente de su edad, sexo o conocimientos.
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libros para escribir y luego leer

  2 comments for “Propuesta 148 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

  1. Ana María
    22 julio, 2019 at 18:16

    Érase una vez, en un país no muy lejano, un rey que sufría de acedía, una forma de tristeza particularmente dolorosa para las gentes de sangre azul marino, los gatos noctámbulos y las personas trasnochadoras.
    En cada uno de ellos se manifiesta de diferente forma esta tristeza, El rey no podía desdibujar de su boca y sus ojos la enorme desdicha que le invadía, esto, decían quien convivía cerca de él, duraba ya 4 años, y al igual que los gatos y los trasnochadores pasaba sus noches en vela, caminando por los pasillos de su enorme castillo, despertando sirvientes y huéspedes, esto debido a suspiros tan dramáticos que salían de manera ruidosa y lamentable desde el fondo de su pecho, por lo que, a cada rondín que hacía en las noches de vela, quienes dormían placidos en sus camas, despertaban sobresaltados por el dolor del alma en pena del rey.
    Cuentan, las historias que se escuchaban por el frio castillo, que hace cuatro años, el rey era un hombre ecuánime, fuerte y un tanto feliz, que no tenía ni por asomo un grado de la languidez actual, dicen también que los salones, antes iluminados y románticos, hoy eran tristes, oscuros, con aroma de encierro y pesar, y que en aquel entonces, lo veían como si brincara en vez de caminar, que solía bañarse al menos tres veces al mes, no como ahora, que si bien le va se baña una vez al mes, que arrastra sus flacos y fétidos pies, también chismorrean las cocineras, que comía con gusto cuanto platillo le ponían enfrente.
    Cuatro años después, continuaban cuchicheando las robustas cocineras, con su pañuelo en la cabeza y largo delantal del cambio de su amo, del pozo en el que seguía sumido de profunda tristeza y dolor, de la congoja pegada a su cuerpo consumiéndolo día a día, ya no comía, apenas si probaba bocado, aquel hombre fuerte, sano y feliz había desaparecido, la jefa de cocina le veía, tratando de entender su pena, ella recién había llegado al palacio y en su afán de ayudar a levantar cabeza al pobre rey, le empezó a mandar alimentos deliciosos y sanos, pero sus esfuerzos habían sido inútiles, entonces empezó a pensar en otra estrategia, una que le fuera eficaz, algo que le hiciera voltear la cabeza hacia arriba al pobre rey, y empezó a idear su plan, aquel en donde el rey asimilara el porqué de su pesar, que se hiciera consciente para que pudiese dar el siguiente paso en su lamentable duelo.
    Constanza, que así se llamaba la cocinera, empezó a llevarle alimentos salteados con canela para que le calentaran el alma, con pimienta, azafrán y comino para que le dieran energía y levantara cabeza, te de jengibre para que le calmara el dolor, se quedaba con el cantándole suavemente mientras lo animaba a comer un poco, a que tomase sorbitos de té, así día tras día, cuando se empezó a sentir un poco mejor, le hizo también te de pétalos de rosa endulzado con miel con aroma de amor

  2. Manuel
    23 diciembre, 2019 at 02:27

    Trece ríos como trenzas doradas y pasearse sabiéndose diputado .Anterior, todavía con los ojos cerrados y en posición fetal bajo el edredon,sonreía, una vez màs con sus sueños.Unos trece años después,mientras acariaba hebras de lino, sabiéndose bien vestido,acaloró hasta drenar su bufanda de acero y en ese momento, despertó.los estertores de esos felices momentos de vida, le dieron para pensar en una bandada de pàjaros.

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