Propuesta 25 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

taller-de-creatividad-literaria-25Al contrario que en la propuesta anterior, pensad hoy de qué forma terminarías la frase: «Haría lo que fuera por conseguir…» y usadlo como inspiración para escribir un relato de no más de 2.000 caracteres.


Recordad que para contar los caracteres de un texto, podéis usar el menú Herramientas de Word o cualquier contador de caracteres en línea como estos:

 

 


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El libro de mi creatividad literaria

EL LIBRO DE MI CREATIVIDAD LITERARIA
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  4 comments for “Propuesta 25 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

  1. Azul Bernal
    30 septiembre, 2016 at 02:32

    Haría lo que fuera por conseguir estar allá arriba, frente a todos. Dejar que el telón de los aplausos cayeran sobre mi. Que la gente se empujara en su intento de alcanzarme con sus preguntas porque, dada mi trayectoria, mi respuesta les pareciese vital. Recibir invitaciones para ponencias y conferencias, solicitud para entrevistarme. Llegar a mi casa extenuada, sentarme en el sillón de mi biblioteca con un vasito de Xanentún, y leer otros autores. Sí, daría lo que fuera para estar allá arriba, tras el escritorio, firmando libros de mi autoría hasta que me doliesen las manos. Pero estoy aquí, en la fila, deseando ser ese autor. Soy, en cambio, tan sólo el lector que hoy al parecer no alcanzarå turno para llegar hasta él. Haría lo que fuera por conseguir estar allá arriba, y aunque no lo logre, por lo menos lo haré, escribiré.

  2. Narradora de Cuentos
    1 octubre, 2016 at 10:29

    Haría lo que fuera por conseguir, bordar en vuestros ojos emoción, buceando por las entretelas de mis sentimientos …
    Haría lo que fuera por ser capaz de provocar con el hilván de mis palabras, el tejido de mis historias , el zigzag de mis personajes; dándo puntadas de vainica a sus emociones, poniendo puntillas a sus anhelos, enmendando con parches y zurcidos sus miedos. Que vestidos de batista, saco y algodón , de blonda, brocado o cañamazo , respiren sus emociones ajustadas a vuestra piel, ceñidas a vuestra cintura , empapadas y nutridas por vuestra propia historia.

    Haría lo que fuera, por desmoronarme por los rincones y vericuetos de otras vidas, por resarcirme en la exaltación de anhelos ajenos, por desgranar las peripecias y entresijos del alma. Haceros de espejo, donde reflejar todo el abanico de podredumbre o bienestar, que en lo más profundo de su entraña, atesora el ser humano.
    Haría lo que fuera por vivir en cada poro de vuestra piel, dandole sentido a la propia vida…

    Haría lo que fuera por conseguir de manera natural, que la complicidad mane y fluya entre las páginas …

  3. Melina
    8 septiembre, 2020 at 05:12

    Haría lo que fuera por conseguir conocer a fondo la historia. Desvelar profundos misterios pasados y contribuir a darle luz a civilizaciones pasadas. Instaurarme por un tiempo en culturas nativas y adquirir, con su permiso, parte de su conocimiento ancestral; ser parte de importantes excavaciones en distintas partes del mundo.

    Conocer faraones de manera intima, traducir textos de grandes reyes, entender las costumbres de antiguos pueblos y culturas, apreciar el arte, la escritura, la religión y creencias diversas. Finalmente, volverme una con la historia antigua. Estudiar esqueletos, explorar cavernas y sitios arqueológicos, limpiar delicadamente artefactos pasados y proporcionarles un contexto. Haría lo que fuera por el conocimiento que trae la antigüedad.

  4. María Cervera
    23 octubre, 2020 at 14:40

    Haría lo que fuera por llegar a ser la mejor pianista, nada puede detenerme. Me llamo Nuria, estoy estudiando en uno de los mejores conservatorios de este país. Tengo 25 años. Llevo tocando el piano desde los 5. A una edad de 10 años, practicaba una media de 4 horas diarias. No he tenido amistades, ni prácticamente infancia. Mi adolescencia se ha limitado a cuatro salidas, del conservatorio a casa, de casa al conservatorio. Los domingos de mi casa a la de mi tía Imma y viceversa. Soy virgen, no he conocido lo que es el amor. No me he enamorado de ningún chico, tampoco de ninguna chica. Disfruto con la compañía de mis gatos que me acompañan en las duras horas de práctica en casa. Mis padres trabajan en un buffete de abogados, los veo muy poco. En casa tenemos una asistenta que se llama Melina. Ella me ha ayuda bastante, sobre todo con los ataques de ansiedad. Me tomo dos pastillas diarias para combatirla y una extra en casos de crisis. El próximo viernes tenemos una prueba. El mejor pianista tocará un solo en el festival de primavera de la capital. Tengo una rival, muy difícil de superar, que se llama Sandra. La odio profundamente. Tiene el mejor profesor de la escuela para realizar clases particulares, en cambio yo tengo a un viejo cojo y medio sordo, que me hace practicar sonatas de Mozart continuamente. Dice que es el compositor que saca lo mejor de mi. En cambio, Sandra se atreve con compositores más arriesgados. Sus números son más que música, son arte. Ella lleva sus interpretaciones a un estado místico.
    Según mi profesor, ella es la destinada a interpretar el solo. Todos lo saben y ella también.
    – Quiero cambiar mi repertorio e interpretar piezas más arriesgadas.
    – Debes limitarte a tocar Mozart, es lo mejor que puedes hacer.
    – ¿Por qué Sandra si puede cambiar?
    – Por que ella tiene capacidades que tu no tienes, es obvio.
    – ¿Usted cree que yo he sacrificado mi vida para llegar a esta situación? Quiero ser la mejor pianista, y haré todo lo que pueda para conseguirlo.
    – Te falta nacer con talento. Has trabajado mucho pero no tienes el don innato que hace ser a los genios lo que son.
    – No tiene derecho a decirme eso, usted es un viejo cojo y sordo que no sabe lo que tiene delante. Quiero cambiar de profesor.
    – No es tan fácil. El trabajo ya está hecho. El viernes son las audiciones.
    – Haré lo que sea para deshacerme de usted.
    Nuria salió de la clase pegando un portazo. Su cara estaba completamente roja. Sus ojos inyectados en sangre. Empezó a correr sin saber a donde ir. Su cuerpo temblaba y sudaba desmesuradamente. Poco a poco fue aminorando y empezó a caminar. Se detuvo delante de la iglesia del pueblo. Hacía tiempo que no entraba en ella. No era creyente, pero sus padres le obligaban a ir a misa en algunas ocasiones. Sobre todo, en celebraciones cristianas. Entró dentro. Estaba ella sola. Se paseó por los pasillos, mirando las diferentes figuras de santos. Se detuvo delante de una. No sabía quien era, pero le llamó la atención porque llevaba una especie de instrumento musical en la mano. Sin saber porque, pidió con todas sus fuerzas, que se le concediera el don de ser la mejor pianista del mundo. A cambio de eso, estaba dispuesta a dar su propia vida. Derrotada, cayó al suelo delante de la figura quedando dormida profundamente.
    Despertó mucho más tarde, casi era de noche. Estaba asombrada por haber dormido tantas horas sin que nadie se hubiera percatado. Volvió a su casa. Melina la estaba esperando.
    – Pero chica, ¿que son estas horas de venir? ¿Pero que te ha pasado? Ven conmigo, te ayudará a preparar un baño.
    Nuria se dejó hacer. Estaba completamente hundida, aparte de tremendamente cansada. Melina le preparó un baño de agua muy caliente, la desnudó y la ayudó a entrar en la bañera. Se conocían desde hace mucho tiempo y tenían mucha confianza. Se llevaban unos diez años de diferencia. Le lavó el pelo y el cuerpo. Le acarició la piel, el rostro, la espalda….la piel de Nuria era muy suave. De un color muy claro, como un blanco tirando a rosado. Tenía algunas pecas colocadas en puntos muy sensuales. Al lado el ombligo, justo en el hombro, cerca del labio superior…Inconscientemente fue llegando hacia sus pechos. Los frotó suavemente. Nuria empezó a excitarse. Cogió su mano y la bajo hacia la zona del pubis. Melina se quedó sorprendida, pero accedió a sus pretensiones. Hacía calor y tenía la ropa pegada al cuerpo. Poco a poco se fue introduciendo en la bañera. Empezaron a besarse suavemente. Nuria fue quitando su ropa poco a poco. Cuando las dos estuvieron desnudas, se masturbaron. Llegaron al clímax al mismo tiempo sin poder reprimir los gemidos. Nunca en la vida se habían sentido de esa manera. Las dos acabaron abrazadas dentro del agua, en una atmosfera llena de vapores.
    Más tarde salieron del agua, se secaron y se vistieron. Fueron a la cocina para preparar la cena. Las dos se sentían felices. De repente Melina se dio cuenta que Nuria tenía una marca en el dorso de la mano. Era una especie de serpiente.
    – ¿Qué es eso que tienes en la mano?
    – Pues no sé… me ha debido salir hoy…
    – ¿Qué has hecho esta tarde?
    Nuria la miró, y sintiéndose amenazada, cogió su plato y se fue a su habitación sin decirle nada.
    Aquella noche tuvo muchas pesadillas. Soñaba con una luz muy luminosa que la cegaba y le impedía seguir adelante. Subía hacia una azotea y veía a Sandra. Incomprensiblemente la empujaba al vacío, después de un tremendo forcejeo. Después se volvía hacia la luz y caminaba hacia a un piano de color blanco. Se sentaba y tocaba una melodía muy inquietante. Llegaba a ser una pianista muy famosa.
    Nuria no lo sabía, pero había pactado con el diablo. Había vendido su alma a cambio de conseguir lo que siempre había deseado.

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