Propuesta 44 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

taller-de-creatividad-literaria-44En esta ocasión tenéis que describir algo que hayáis comido esta semana.

 

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  8 comments for “Propuesta 44 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

  1. Narradora de Cuentos
    18 octubre, 2016 at 00:44

    Desde las emociones, me quedo mirando al plato vacío, preguntándome en que momento, sucumbí al primer paso que me ha traído a la derrota…

    Quizá, seguro mi abandono tenga mucho que ver, con el miedo, con la propia intolerancia, con mi baja autoestima, con la vaga idea de que, lo que durante un segundo es » refugio » más tarde se convierte en permanente » prisión »
    Prisión que te aísla con los barrotes de la indiferencia, con las miradas vacías de intención, convirtiéndote en una mujer empequeñecida a destiempo, invisible a los hombres.
    Rememoró sin rubor, el aderezado plato que fundí sin pestañear… Deliciosos lomos de bacalao, desalados al punto de sal, que al cortarlos con el tenedor se abrían en delicadas capas tersas, sin briznas ni astillas. Zambullido en su sangrienta salsa a la vizcaína, mezcla adorable de sofrito de cebolla, pan ligeramente dorado y la carne de las temibles ñoras, que con su lustre, teñían de un atractivo rojizo, el lupanar de los vicios y apetitos obscenos, cometidos al amparo de mi soledad…
    El derroche al emplatar, propiciaron el pecado, una danza elocuente, sutil etérea, que consiguió subyugarme en el limbo del placer…

    • Azul Bernal
      18 octubre, 2016 at 06:16

      Lo he perdido. El arte de comer ya no es parte de mi vida. Es como los chistes que empiezan con… ¿Cuál es el colmo de….? Así mi caso. El pequeño hijo que me acompañaba en la cocina sin despegarse de mi sombra, me ha salido chef. Ha tomado un avión, sus cartas de recomendación, y vive y trabaja ahora en la gran manzana. Cocina. Cocina en un restaurante que ha sido premiado, y es feliz, muy feliz. De vez en vez nos conectamos en video, y él me explica sus platillos, que yo intento reproducir por estos lares. La cosa es que, salga como salga, yo ya no gozo del arte de comer. Por ejemplo, esta semana me ha contado de un plato que se he me ha hecho agua en la boca, y que alterna capas de colinabo, manzana verde y queso parmesano, aderezado con un ligero baño de vinagreta y trozos de almendra, ¡buenísimo! Bueno, buenísimo en teoría. Y no porque mis dotes culinarias me hayan fallado, sino porque el cáncer que me partió la boca me dejó también con una capacidad para captar sabores tan reducida, que ya nada me sabe en la boca, sino sólo en la mente, en el recuerdo de cómo sabían las cosas. Así es que el colinabo con manzana lucía hermoso, pero solo existió para mí placer visual. Así la cosa…

    • Azul Bernal
      18 octubre, 2016 at 06:18

      Me recordaste el pescado a la viscaína que me hacía a mi abuela! Tantos años han pasado!
      Te saludo

      • Narradora de Cuentos
        18 octubre, 2016 at 23:59

        Pues por hacerte rememorar ese momento, ya valió la pena escribirlo .
        De donde eres Azul ?

  2. Cesar Augusto Miranda Arredondo
    18 octubre, 2016 at 05:34

    Lentejas
    Estábamos en la mesa almorzando mi padre mi madre mi hermana y yo. En un inicio había solo silencio sin un tema de conversación y mucha seriedad; de repente mi madre dijo que le encantan las lentejas, a mí también dije yo y que tienen precursores de los aminoácidos y yo por eso las recomiendo a las madres de familia para dársela a sus niños para que sean inteligentes más adelante.
    Miraba mi plato las lentejas algunas integras otras fraccionadas, cubiertas de un líquido jugoso y del mismo color, eso lo hacía más agradable a la vista, y este acompañado de arroz blanco como la leche e íntegro, qué delicia. Y recordaba cómo es que yo alguna vez lo cocine pero sin llegar a alcanzar esa textura, “hay que saber cocinarlo” me digo cada vez que me toca comerlo.
    Mi madre comentaba que ese plato era de los pobres en nuestra localidad, se cocinaba en momentos de mucha necesidad, pues era de bajo costo y fácil de cocinarlo y también comentaba que en otros lugares era un plato para ocasiones de celebración, un plato de los ricos, qué curioso.
    En ese momento pensé en su valor nutritivo, y el consto en conseguirlo pero también en el valor que le daría la sociedad según el momento y el lugar y me acorde de un hecho histórico, este plato podría ser uno de los más caros de la historia de la humanidad, claro que si Esaú se vendió por tan solo un plato de lentejas, si hubiese pensado en todas las bendiciones que recibió su hermano Jacob por esa venta quizá lo hubiese pensado dos veces antes de venderse.

  3. 18 octubre, 2016 at 19:13

    La mezcla de mayonesa, mostaza y salsa de tomate escurría por los lados de la hamburguesa, a cada mordisco. Cuando esa combinación tocaba mis dedos, en forma automática me los llevaba a la boca para saborearlos. No había mayor delicia… ¡Excepto una!
    Me habían servido las papas fritas tal como me gustan: sonaban crujientes, pero sin demasiada dureza y tenían poca evidencia de aceite. Elegí ese lugar porque sus papas fritas son toda una experiencia. Las de esa tarde, no fueron la excepción.
    Primero recibí ese aroma que no las dejaba mentir. Estaban frescas y recién preparadas con aceite del día. Al tener en la mesa, sobre el plato, esa combinación de tonos ocre, café y amarrillo solo atiné a llevarme una a la boca, de tan apetecible.
    Mi sonrisa delató el momento en que mi boca desvaneció su sabor en la experiencia extasiante que sólo ellas me pueden dar.
    Cuando las aderecé con esa salsa roja, no pude evitar pensar en el cuchillo carnicero que las destazó mientras cantaba “La Vie En Rose”.

  4. María Cervera
    26 noviembre, 2020 at 15:09

    Los huevos rellenos me llevan cerca de los pueblos del puente granadino, con casas de color blanco, campos llenos de olivos y olor a leña quemada. Allí, la materia prima de los platos, proviene de los cortijos, los huertos, los corrales propios. Cuando existe un exceso de productos, se suelen preparar menús típicos de la estación del año. Por esta época las gallinas suelen poner muchos huevos, así que hay la receta clásica que hace que los comas sin poder parar: los huevos rellenos. En su interior tenemos la propia yema, atún, a poder ser de buena marca, mayonesa y palitos de cangrejo. Para darle ese toque exquisito se le añade aceituna que puede ser negra o si te gusta con un sabor extra, con anchoas.

    Para describir lo que se siente al comerlos, primero hay que partir de la base de que el huevo, partido por la mitad, se ha de tratar como la más valiosa pieza de un coleccionista. Se coge con ayuda de una cuchara y se coloca en el propio plato. Para cortarlo por la mitad, si es que no lo quieres introducir todo en la boca, necesitas un tenedor y la fuerza justa para presionar por el centro evitando que algunas de las partes salga disparada. En el corte es la base de las próximas sensaciones, así que hay que equilibrar el asunto para no llevarse todo el relleno en uno de los bocados.
    Al introducirlo en la boca, sientes una mezcla cremosa donde es fácil adivinar cada uno de los sabores. Hay que usar todos los sentidos antes de tragar. Gusto, olfato, tacto, …. Se debe engañar al estomago para que crea estar lleno cuando no lo está porque es difícil empezar y no detenerse.

    Huele a leña quemada.

  5. Anael
    9 agosto, 2022 at 03:28

    ¿Qué debería decir sobre lo que encontré en mi plato ese viernes?… Todo lo que se puede decir es que, era decepcionante.
    En un largo y agotador día de trabajo, esperaba llegar a casa y tomarme un plato de sopa, pues, en invierno (y según mi parecer), la sopa nunca debe faltar.
    El caldo de hueso mezclado con verduras, es como tocar el cielo, y mejor aún, si es que hay pan casero, recién horneado.
    Llegué a mi hogar, abrí la puerta principal y… Filete con puré de papas…

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