Propuesta 81 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

taller-de-creatividad-literaria-81Redactad un relato fantástico cuyo personaje principal sea la criatura que aparece en la imagen que hay bajo estas instrucciones.

En esta ocasión, el texto no debe tener más de 2.500 caracteres.

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Recordad que para contar los caracteres de un texto, podéis usar el menú Herramientas de Word o cualquier contador de caracteres en línea como estos:

 

 


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Imagen para la propuesta 81.

.escribir un relato fantastico

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El libro de nuestro amor

EL LIBRO DE  NUESTRO AMOR

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Un libro
para escribir
en pareja
y conocerse mejor.
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 Ya que no se puede amar de verdad lo que no se conoce, completar entre dos El libro de nuestro amor ayuda a fortalecer los lazos que unen a cualquier pareja.
*
En sus páginas se proponen cientos de preguntas formuladas de modo que el libro puede ser escrito por cualquier pareja que se ame, independientemente de su edad, sexo o conocimientos.
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libros para escribir y luego leer

  3 comments for “Propuesta 81 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

  1. Narradora de Cuentos
    24 noviembre, 2016 at 23:55

    Tras el rito satánico, mi rostro quemado quedo agarrotado por el dolor, abrieron mi mandíbula y vertieron la pócima amarga que abrasó mi garganta. Apenas podía asimilar mi destino, el insoportable dolor se apoderó de mis miembros y perdí exhausto la conciencia.

    La penumbra acechaba la estancia, abrí el único ojo que el vendaje que cubría mi cabeza, permitía. Me vi postrado, palmas y torso besaban la arena,
    un sexto sentido me tensaba y alertaba mis músculos. Acostumbrándome a la tenue luz, de pronto aterrado no siento las piernas.Horrorizado compruebo que mi cuerpo progresa en una terrible cola amenazante. Un monstruoso ser que repta por el suelo es mi horrible destino.
    Mi mente lúcida espoleada por el instinto de supervivencia, se reinventa. Sin agravios se erige rauda en un depredador, que cautivará a sus presas, lacerará gargantas y transformará en nuevas perversas criaturas, que amplíen el poder de inframundo…

    Admito que el placer de la perversión, ha sido inoculado por mis venas, empiezo a imaginar con satisfacción y deleite, como someteré y torturaré a
    mi futura y delicada presa. Mi retorcida mente ávida , recrea la escena.
    Mi primera víctima solo puede ser ella …

    • 25 noviembre, 2016 at 03:01

      Me gusta eso de la mente que se reinventa 🙂

  2. 25 noviembre, 2016 at 03:07

    —¡Entréguenos un millón de dólares y podrá abrazar a su hija! —Dijo la voz al teléfono cuyo timbre me había despertado.

    —Pero… Pero no tengo ese dinero —dije, más para ganar tiempo que para argumentar.

    —Su laboratorio vale más que eso, Doctor Gregorio Massill.

    ¡Se habían llevado a mi pequeña! Lo confirmé cuando, con dificultad por mis paralizadas piernas, fui a su habitación y vi todo revuelto, incluyendo su ausencia.

    La entonación de sus últimas palabras al teléfono me ayudó a reconocer a aquel hombre. ¡Era mi asistente! Lo despedí antier cuando liberó la válvula de Radón, por descuido o por malicia, en el área de las serpientes.

    —¡No puedo tolerar tanta negligencia! —le grité— ¡Estás despedido!

    Se abalanzó sobre mí. Un fuerte golpe. Después oscuridad.

    Desperté en la sala de emergencias con vendas en mi adolorida cabeza y ojo izquierdo. Me enteré de que me encontraron inconsciente y me pusieron antídoto contra el veneno de cobra, pues tenía un par de mordidas. También estuve sobrexpuesto a Rayos Gamma y, por supuesto, inhalé el Radón.

    ¡Y ahora esto! Mi niña había sido secuestrada sin que yo pudiera cumplir la promesa que le hice a su madre en el lecho de muerte: “Te juro que jamás sufrirá un solo rasguño”. Pero Alondra, a sus cinco años, había sufrido más de una herida según las evidencias de su habitación. Era la luz de mis ojos. Debía rescatarla.

    Un nuevo terror se apoderó de mí cuando el rabillo del ojo me informó que había una serpiente cerca. Moví la cabeza lentamente. Ahí estaba. Era clara. No se movía. No era una serpiente. ¡Estaba unida a mí! ¿¡Y mis piernas!? ¡Noooo!

    No tenía tiempo para desmayar. Me estaba transformando. Por jugar al Doctor Mendel, me estaba transformando en Samsa. Pero aún conservaba mi nombre. Hice cálculos. La radiación del Radón. Los Rayos Gamma. El veneno de Cobra afectado por el incidente. No era un sueño de Kafka, sino la metamorfosis de la realidad, de mi vida. No tenía tiempo. Mi cerebro quizás dejaría de pensar.

    Me subí al coche de mi esposa que habíamos adaptado para que condujera solo con las manos. Por fortuna no lo vendimos. Me dirigí a la granja donde mi asistente nos invitó a su última fiesta de cumpleaños. Al llegar, mi visión estaba completa, las vendas se me habían caído y… ¡También los brazos!

    El plagiario no me vio llegar. Me arrastré hasta su pierna y le encajé mis colmillos. Cayó al instante. Sus ojos abiertos ya no veían.

    Ahí también estaba Alondra. Cuando me miró con sus pupilas verticales, solamente me sonrió.

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