Propuesta 96 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

taller-de-creatividad-literaria-96Describid con detalle qué os gustaría hacer en un día de lluvia.

 


El texto no debe sobrepasar de los 1.800 caracteres.

 
.

Recordad que para contar los caracteres de un texto, podéis usar el menú Herramientas de Word o cualquier contador de caracteres en línea como estos:

 

 


Enviad vuestros textos en el espacio para los comentarios.

Para ver todo el taller de Creatividad literaria, pulsa AQUÍ.

.

.

El libro de mis buenos momentos

EL LIBRO DE MIS BUENOS MOMENTOS
*
Un libro para escribir
más de quinientas situaciones que te ayudarán
a recordar los mejores momentos de tu vida.
*
 Este libro es una herramienta para capturar con palabras nuestros buenos momentos contando las sensaciones que nos hacen vivir y los detalles necesarios para evitar que caigan en el olvido.
*
Contempla unas quinientas situaciones que todos hemos vivido o viviremos, con varias preguntas para cada una de ellas cuyas respuestas nos permitirán captar y disfrutar con más intensidad esos instantes irremplazables.
*
libros para escribir y luego leer

  3 comments for “Propuesta 96 – Taller de CREATIVIDAD LITERARIA

  1. Narradora de Cuentos
    10 diciembre, 2016 at 00:13

    Sonó el timbre y nerviosa arreglé mi escote, pellizqué mis mejillas y abrí la puerta…Sus pupilas delataban el mismo ardor que en nuestro primer precipitado encuentro, y mis labios anhelantes se aferraron a los suyos sin apenas cerrar la puerta y articular palabra. El paraguas lloró sobre mi alfombra el llanto de la tormenta que nubló la tarde y resbaló olvidado de su mano, que dispuesta buscó asilo en mi seno, desabotonando mi vestido, mientras el murmullo de la lluvia entonaba de fondo una canción.
    Aquellos encuentros furtivos parecían desdibujarse y diluirse entre las cortinas de lluvia de aquel húmedo otoño, pero él los dejó tatuados para siempre en mi alma y mi piel.
    Recorriendo aquella tarde, su lengua centímetro a centímetro todo el perímetro de mi cuerpo, nubló mi ser y el suyo, iniciando una danza ritual, donde los cuerpos se fundieron sensuales, dándose la licencia de gozarse perversos.
    Juntos lascivos, la tierra tiembla, cayendo por el abismo del placer, saciando ávidos anhelos.
    El tiempo se suspende, el mundo se diluye, hasta que un nuevo encuentro, trasforma nuestra alma, desbordada por la espiral de la lujuria.

  2. Narradora de Cuentos
    10 diciembre, 2016 at 00:17

    ( El texto anterior no está completo )

    Sonó el timbre y nerviosa arreglé mi escote, pellizqué mis mejillas y abrí la puerta…Sus pupilas delataban el mismo ardor que en nuestro primer precipitado encuentro, y mis labios anhelantes se aferraron a los suyos sin apenas cerrar la puerta y articular palabra. El paraguas lloró sobre mi alfombra el llanto de la tormenta que nubló la tarde y resbaló olvidado de su mano, que solicita y dispuesta buscó asilo en mi seno, desabotonando mi vestido, mientras el murmullo de la lluvia entonaba de fondo una canción.
    Aquellos encuentros furtivos parecían desdibujarse y diluirse entre las cortinas de lluvia de aquel húmedo otoño, pero él los dejó tatuados para siempre en mi alma y mi piel.
    Recorriendo aquella tarde, su lengua centímetro a centímetro todo el perímetro de mi cuerpo, nubló mi ser y el suyo, iniciando una danza ritual, donde los cuerpos se fundieron sensuales, dándose licencia de gozarse perversos.

    El tiempo se suspende, el mundo se diluye, hasta que un nuevo encuentro, nos junte lascivos, cayendo tortuosos por el abismo del placer, desbordada la espiral de la lujuria.

    Como otras veces, no hay sonidos en el adiós, solo veladas palabras pendiendo en la mirada. Un tenue roce de labios que todavía quema.
    La puerta se cierra y el cuento se desvanece en sus mentes, solo los poros de la piel retiene su historia …

  3. Sandra Carrion Estay
    16 diciembre, 2016 at 23:11

    Afuera llueve y hace mucho frìo. Quiero quedarme en la cama y no levantarme. Pero el hambre y los esfìnteres, me obligan a salir de ella. Miro tras el cristal de la ventana y rememoro mi infancia: cuando llovìa, mi madre no nos mandaba al colegio y nos mantenìa en la cama todo el dìa, no nos permitìa salir a mojarnos con la lluvia, y como niñas sufrìamos al ver el agua caer y no poder salir. Reflexiono a cerca de èsto, no sè si deberìa hacer lo mismo con mis hijos, pero considero que si vivimos en una ciudad, en la que teòricamente lloverìa 5 o 6 meses, no debes de dejar de hacer cosas. Sino estarìamos hibernando como los osos. Y tienen que prender a vivir con lluvia y sol.
    Hoy nadie impide que toque el agua de lluvia, pero ya no me motiva sentirla caer sobre mi cara, chapotear en las pozas que se forman, o bailar y que el agua fina te caiga encima, o no usar el paraguas. Sin embargo, ahora… adulta, sòlo quiero quedarme acostada y dormir. No hacer nada y olvidarme por un dìa, que tengo hijos, marido, casa, trabajo, responsabilidades. No me gusta el invierno, lo encuentro melancòlico, pero la lluvia le quita ese aire tristòn… quizà deberìa salir al patio y dejarme mojar…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*