Recordemos que el autor y el narrador de una historia son dos elementos distintos: el autor es la persona real que escribe la historia, mientras que el narrador es el ente que en primera o en tercera persona se encarga de contar la historia y que puede ser el protagonista, un personaje secundario, un testigo u observador externo, etc.
Según esto, vamos a distinguir dos tipos de narradores: el objetivo y el subjetivo.
Narrador objetivo
Llamamos narradores objetivos a aquellos que desde fuera de la trama son utilizados por el escritor para mostrarnos el ambiente, los personajes o cualquier otro detalle que sea de interés para el lector.
Son objetivos porque no participan directamente en la trama de la narración, son ajenos y todo lo ven desde fuera.
Nos ofrecen su PUNTO DE VISTA desde fuera y por eso utilizan siempre la tercera persona verbal.
Pueden ser narradores omniscientes o narradores observadores.
Narrador omnisciente
Éste es el tipo de narrador Dios en el microcosmos de la acción que se cuenta. Lo sabe todo: el principio y el final, lo que sienten los personajes, piensan o hacen, lo que deberían haber hecho y no hicieron, lo que soñaron y no recuerdan…
Narrador observador o cámara cinematográfica
Se limita a narrar lo que HACEN los personajes y cuenta sólo lo que de ellos percibe con los sentidos; como si una cámara desinteresada captara la acción. A diferencia del narrador omnisciente, éste es objetivo. Podrá tener conocimiento de los actos de los personajes (o sólo de una parte de ellos), pero nunca podrá penetrar en su mente.
El narrador subjetivo es aquel que nos narra parte de los acontecimientos tal y como el propio narrador lo ve como parte de la historia. Es decir, es aquel que observa lo que otros hacen y participa como personaje. Puede ser un personaje principal o secundario.
Este tipo de narración la hacemos todos los días cuando hablamos de nosotros o de otros; es el punto de visto del acontecer diario y utiliza la primera persona verbal.
La diferenciación clara entre narrador objetivo y narrador subjetivo es que el primero sólo nos da el punto de vista sin involucrase en los hechos, mientras que el subjetivo es parte de esos hechos, bien como protagonista, o bien como testigo.
Veamos unos ejemplos de narrador subjetivo sacados de un libro de Raymon Queneau, Ejercicios de estilo, Editorial Cátedra.
Punto de vista subjetivo 1º:
No estaba descontento con mi vestimenta, precisamente hoy. Estrenaba un sombrero nuevo, bastante chulo, y un abrigo que me parecía pero que muy bien. Me encuentro a X delante de la estación de Saint-lazare, el cual intenta aguarme la fiesta tratando de demostrarme que el abrigo es muy escotado y que debería añadirle un botón más aunque, menos mal que no se ha atrevido a meterse con mi gorro.
Poco antes, había reñido de lo lindo a una especie de patán que me empujaba adrede como un bruto, cada vez que el personal pasaba, al bajar o al subir. Esto ocurría en uno de estos inmundo autobuses que se llenan de populacho precisamente a las horas en que debo dignarme a utilizarlos.
Punto de vista subjetivo 2º:
Había hoy en el autobús, a mi lado, en la plataforma, uno de esos mocosos de los que no abundan, afortunadamente, porque si no, acabaría por matar a uno. Aquél, un muchacho de unos veintiséis o treinta años, me irritaba especialmente, no tanto a causa de su largo cuello de pavo desplumado como por la clase de cinta de su sombrero, cinta reducida a una especie de cordón de color morado. ¡Jo! ¡El muy cabrón! ¡Cómo me cargaba! Como a esa hora había mucha gente en nuestro autobús, aprovechaba los empujones de costumbre a las subidas y bajadas para hincarle el codo en las costillas. Acabó por largarse cobardemente antes de que me decidiera a pisotearle un poco los pinreles para jorobarlo. También le hubiera dicho, para fastidiarlo, que a su abrigo demasiado escotado le faltaba un botón.
Monólogos
Dentro del narrador subjetivo hay una técnica denominada MONÓLOGO INTERIOR que consiste en que el narrador coloca al lector dentro de la mente de un personaje para permitir al lector «ver» la «vida interior» del personaje, de modo que el personaje entrega el relato según los vaivenes de la mente y los desórdenes del pensamiento. Estos vaivenes aparecen sin presentación alguna por parte del narrador. De esta forma, la conciencia del protagonista aparece en pleno funcionamiento, desordenada, superponiendo unas ideas sobre otras. Esta manera de presentar información puede ayudar a caracterizar a los personajes, avanzar la acción, explicar la acción, establecer un ambiente o tono, crear suspenso, etc. Esta variedad fue inventada por Dujardin, quien lo definió así en 1898:
«El monólogo interior, como cualquier monólogo, es un discurso del personaje puesto en escena, y tiene como fin introducirnos directamente en la vida interior de este personaje sin que el autor intervenga con explicaciones y comentarios y, como cualquier monólogo, es un discurso sin oyentes y un discurso no pronunciado; pero se diferencia del monólogo tradicional por lo siguiente: en cuanto a su materia, es una expresión del pensamiento más intimo, más próximo al inconsciente; en cuanto a su espíritu, es un discurso anterior a cualquier organización lógica, y reproduce ese pensamiento en su estado naciente o con aspecto de recién llegado; en cuanto a su forma, se realiza en frases directas reducido a un mínimo de sintaxis.»
Tal y como Dujardin ha mencionado en su definición, existe también el MONÓLOGO TRADICIONAL, que se diferencia del anterior en que expresa, de forma ordenada y lógica, sus pensamientos y sentimientos. Lo importante en los dos casos es que ambas técnicas se caracterizan por expresar lo que el personaje piensa y siente en un diálogo consigo mismo.
Además, debemos tener en cuenta que el vocabulario que usa el narrador produce un efecto emocional sobre el lector y también ayuda a comunicar el tema: el lenguaje puede ser «llano» o puede ser «poético» (lleno de metáforas y símiles y otras imágenes y figuras; es un lenguaje ambiguo e indirecto). El lenguaje también puede ser muy «oficial» y «formal», con expresiones legales, vocabulario «sofisticado» y sintaxis (estructura de oraciones) pesada y artificial.
La combinación del estilo y la descripción y el lenguaje produce ciertos efectos sobre el ánimo del lector: establece un medio emotivo. El tono puede ser melancólico o alegre, oscuro o misterioso; puede sugerir el terror o la inocencia, un sentido histórico, etc. El TONO es la actitud que adopta el narrador ante los asuntos textuales, es decir, ante lo que está narrando, ante lo que el autor quiere comunicar.
Me ayudo mucho
necesito punto de vista narrador costumbrista
excelentes descripciones, yo que estoy iniciando a escribir y me sirvieron mucho
excelente