Hoy vamos a escribir partiendo de una noticia real y reciente. En este caso, el titular de la noticia escogida es:
Primero debéis buscar información sobre la noticia y después escribir un relato que no exceda de los 2.000 caracteres basado en lo ocurrido.
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Nervioso, dejó caer la cuchara en el cereal en cuanto sus ojos leyeron la noticia del periódico:
«Samsung detiene la producción del Galaxy Note 7 tras incendiarse 8 modelos de sustitución». Sus manos comenzaron a temblar, a sudar. No era una noticia cualquiera, él lo sabía. Y no eran 8 los teléfonos calcinados, también lo sabía. El nudo que en el estómago se le formó, no le permitió continuar con su desayuno. Como en un trance se puso de pie, se dirigió a su recámara, se sentó sobre la cama, abrió el cajón del buró y lo vio… Ahí mismo tenía él la prueba. Su propio celular se había transformado en fuego y guardaba su cadáver en el buró sin atreverse a reportarlo. Como empleado que era de Samsung, tenía asegurado el reemplazo del aparato, pero no se trataba solo de eso, las consecuencias se dejarían venir tremendas. Comenzó a vivir un duelo, pues con la muerte de su celular y de tantos otros, su vida daría un indeseado giro que lo dejaría fuera de su equilibrio, lejos de la seguridad de su trabajo. Se puso de pie, se lavó los dientes, se miró al espejo y se apretó la corbata. Se puso loción, se arregló el pelo, y suspiró. Dio media vuelta, se colocó un pañuelo en el bolsillo, tomó su portafolio, miró la puerta. Hizo acopio de toda su energía, dio un trago amargo, y se preparó para vivir lo que de seguro sería su último día de trabajo. Si la compañía anunciaba la suspensión de la producción de ese aparato, el recorte de personal caería sobre él como la daga de Demócles. Puso la mano en la perilla de la puerta, tragó saliva, levantó la cabeza para caminar erguido en su dignidad, y salió a enfrentar lo que venía…
Para cuando Samsung Electronics, detuvo la producción de su teléfono Galaxy note siete, tras incendiarse ocho modelos de sustitución, el Presidente y Director ejecutivo de la marca, Jong-Kyun Shin, ya había puesto del revés la compañía surcoreana Samsung al completo… No le tembló el pulso, la orden de la parada temporal de la fabricación, decidida entre la potencia surcoreana, EE.UU y China, había supuesto, un revuelo absoluto en la planta, que el gigante tecnológico tenía en Vietnam, responsable absoluta de los envíos globales del Galaxy Note siete.
Por supuesto las agencias de prensa no tardaron en hacerse eco. Los principales rotativos del mundo ponían en jaque al gigante asiático, divulgando incisivos la gravedad de la noticia, estimando el costo de la retirada masiva del producto, en alrededor de 900 millones de dólares.
Mientras el poderoso Shim, movía diligente toda la complicada reestructuración, tomando difíciles decisiones que evitara continuarán desplomándose en bolsa, los activos de la multinacional… Un empequeñecido Jong-Kyum, abandonaba el colosal edificio que albergaba la poderosa compañía, arrebullandose atribulado en un taxi, sintiendo la dolorosa punzada, de que tan perjucial situación, derivará de acabar aceptando, la incisiva propuesta de su primogénito, hasta entonces precursor indiscutible de las mejoras de los smartphone de Samsung, y del vertiginoso ascenso en las ventas de los últimos cuatro años. Y que en su obstinada obsesión por seguir haciendo crecer la cota de mercado, apostó erróneamente por el abaratamiento de costos, a través de la incorporación de un nuevo proveedor de baterías de Taiwán.
Se preguntaba ahora, sí el demoledor sentimiento que le albergaba, obedecía a la pena que sentía como padre, ó si por el contrario, era tan solo el revés a su propio ego. Abrupta sensación, de haber manchado la irreprochable trayectoria, que le antecedía como alto ejecutivo.
El ladrón en bicicleta me arrebató el teléfono móvil cuando yo estaba en medio de una llamada. El corazón me dio un enorme salto entre el miedo y el coraje. No podía creer que estaba perdiendo mi nuevo teléfono y que ya iba a toda velocidad en la mano de su pedaleante captor.
Las piernas me flaquearon por la fuerza de la impotencia y me acerqué a una banca del parque más próximo, para derribarme en ella. Pensé en que aún tenía que seguir pagando la mensualidad de la tarjeta de crédito por mi más reciente adquisición. El estallido de mis carcajadas me sorprendió también a mí. El móvil no le serviría a nadie. Sólo yo podría usarlo. El fin de semana anterior me había levantado muy temprano para hacer fila en el primer día de ventas de este nuevo modelo. Fui el tercero de la fila. A las 9:17 de la mañana yo era el feliz poseedor de mi nueva phablet: una poderosa mezcla de teléfono con Tablet, era todo un minúsculo gran computador.
Lo primero que hice, fue configurar el reconocimiento del iris para que, sólo con mis ojos, se pudiera activar mi móvil. Así que aquél ladrón no tendría ni una sola oportunidad con el móvil.
—Buenas tardes, agente —le dije al primer uniformado que pasó por el lugar donde yo estaba—. Necesito que me ayude. Me acaban de robar el móvil.
—¿Hace mucho? ¿Vio a quien lo hizo? —Fueron las primeras de una larga letanía de preguntas que me hizo.
Yo sólo quería que aquel policía fuera, de inmediato, a perseguir al ladrón. En cambio, me hizo levantar un reporte completo de los hechos.
Pero esa tarea rindió frutos, porque más tarde, me llamaron a casa para que fuera a recoger el equipo recuperado.
—Pero ¿Qué es esto? —Pregunté alterado.
—Es su Samsung Galaxy Note 7, señor —me respondió el mismo policía—. El ladrón se escondía de nosotros en un almacén abandonado cuando las llamas lo delataron. Supimos que es el de usted, por el número de serie…
—¡No puede ser! —protesté.
—Es una suerte, joven. Si no se hubiera incendiado, no lo habríamos recuperado.
«Los clientes de Galaxy Note 7 original o de reemplazo deben apagar el aparato y detener su uso»
«Para garantizar la seguridad de nuestros consumidores hemos parado las ventas y los reemplazos del Samsung Galaxy Note7 y, consecuentemente, hemos decidido parar la producción permanentemente», ha señalado Samsung en un comunicado oficial.
Alan, unos de los creadores del Note 7 se llevó las manos a la cabeza. Era su proyecto estrella. Un móvil llamado a liderar el campo de las phablets, híbrido entre móvil y tableta. Después de analizar las posibles causas, se llegó a la conclusión de que sufrían un sobrecalentamiento en el momento de cargarlos, que hacía que se incendiaran. No podía creer lo que estaba oyendo, puesto que se habían realizado exhaustivos controles de calidad en estos aparatos en el momento de carga. Es uno de los pilares de seguridad básicos de los dispositivos móviles, que debe controlarse detenidamente.
Lo que Alan no sabía, es que dentro del departamento de I+D, había una persona infiltrada, encargada de falsificar los supuestos controles. Trabajaba para Yumaho, una conocida marca mundial teléfonos móviles que había alcanzado ventas muy importantes a nivel mundial. Uno de sus mayores accionistas era importante empresario de los Emiratos árabes, que estaba intentado a toda costa, que la empresa creara un nuevo modelo de características similares al Note 7.
Gracias a la introducción de esta persona, había conseguido hundir ese modelo y en consecuencia que las acciones de Samsung Electronics cayeran un 8%, unos 15.200 millones de dólares, en la Bolsa de Seúl tras anunciarse la suspensión global de ventas y reemplazos de su teléfono Galaxy Note 7. En cambio, las acciones de Yumaho parecían haber aumentado gracias a esta desgracia de la competencia directa.
Poco le duró esa alegría, porque al conocer todo esto, el empresario cogió su Ferrari para asistir a una convención muy importante en su país. De camino al acontecimiento, después de haber consumido cocaína y alcohol en su casa, sufrió un aparatoso accidente en el que murió. Su coche y su cadáver acabaron calcinados, al igual que su último modelo de Yumaho.